viernes, 25 de diciembre de 2015

Ser político, en República Dominicana, equivale a ser mentiroso, ladrón, deshonesto, simulador, corrupto, sin escrúpulos y perverso. 

El político que desempeña un cargo no tiene amigos, pues estos son sustituidos por los cómplices de éstos. Los políticos no hacen favores, sino que cobran servicios a cambio del pago de porcentajes que van desde el diez hasta el treinta y cinco por ciento.

Los políticos acuden a los servicios religiosos para simular una fe que no tienen, mientras que en su vida “secreta” se entregan a las pasiones más bajas y a perversiones dignas de Sodoma y Gomorra. 

Se confiesan con Dios, pero comulgan con el diablo. Sólo se acuerdan de los pobres cuando éstos pueden servir a sus fines (cuando hay elecciones, por ejemplo).

Cuando suceden casos que escandalizan a la sociedad, siempre hay políticos implicados, como virus que se expanden por todo el cuerpo infectado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario