Cuando llegó, en 1971, se convirtió en uno de los primeros pescadores en establecerse en el lugar. Durante 44 años, la pesca en las aguas del Mar Caribe, frente al malecón de Santo Domingo, ha sido el sustento de Roberto Cabrera Rosario y su familia.
Durante ese tiempo Cabrera ha visto la transformación de la ciudad con sus torres, hoteles y empresas, “progreso” que paradójicamente se ha convertido en uno de los principales problemas de hombres que, como él, se adentran en el mar antes de que salga el sol.
Es en el mar Caribe, y especialmente en Güibia, donde van a parar las aguas cloacales de la ciudad que ha generado ese progreso.La pesca “natural y hasta romántica” de los años 70 hoy es un oficio de sobrevivencia en un mar cargado de pestilencia, desechos y metales descompuestos que amenazan su salud. ( Listin Diario )
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